La alegría, última rebeldía

En estos tiempos confusos que nos rodean, la alegría es la última rebeldía.
Seamos políticamente muy incorrectos, seamos alegres.
Dejemos que la Alegría que somos, esa Alegría que a todos nos viene "de fábrica" salga de su escondite.
El Ser que somos es Alegría, Paz, Comprensión y Amor. Es fácil ser alegre, no tenemos que "hacer" nada para conseguirlo porque ya lo somos. Entonces ¿porqué no desbordamos todos de alegría por la calle, porqué no nos ponemos a cantar y celebrar en medio de la tormenta?
Porque la Alegría es políticamente incorrecta.
Los niños, lo que fuimos todos, son alegres por naturaleza, desbordan de alegría y la expresan.
Pero lo que llamamos "la sociedad" (que por cierto conformamos todos) se encarga muy rápidamente de enseñar al niño que el mundo no está hecho para la gente alegre. Parece que la creencia "el mundo es duro" "la vida es seria, no es un juego" se ha extendido tan ampliamente que se ha instaurado como ley de vida. El mundo es duro. No hay sitio para las sonrisas y las risas a carcajadas.
A un niño se le enseña en cuanto tiene una edad de comprender que no puede saltar de alegría en los charcos, porque se mancha. Que está mal visto reírse a carcajadas por "bobadas", que aprender es una cosa seria y que la creatividad está reservada para momentos de ocio (y suerte el niño que tenga un momento de ocio creativo entre dos clases extraescolares).
Yo reivindico la Alegría como arma de Amor masivo.
Y me empeño y no desistiré en enseñar el camino de vuelta a la alegría, a la risa, a la ligereza, aún en tiempos sombríos.
Mi herramienta es enseñar a meditar porque solo por la meditación llegaremos a recuperar Eso que somos, Amor, Alegría, Comprensión y Paz. Y cuando hayas sentido en ti esa inmensa Alegría, solo querrás estar Alegre. No hay nada mejor.
Tomémonos la Vida como lo que es: un extraordinario regalo del Universo.
Estoy respirando, significa que estoy viva. Ya tengo un motivo para alegrarme. Y mucho.
El sol sale todas las mañanas, ¡qué alegría!
El mar siempre espera en su sitio ¡qué alegría!